Las generalizaciones sólo son malas cuando reflejan un aspecto negativo de un colectivo al que pertenecemos o al que nos sentimos vinculados. Por ejemplo:
- "Todos los moteros son unos locos", todos no, pero gran parte comentemos temeridades.
- Otro: "todos los ingenieros son cabezas cuadradas", por supuesto!, si no, de qué nos íbamos a meter a estudiar esas matemáticas tan raras?
Pero voy a tratar de destruir una, que ni los propios aludidos sabrán cómo quitársela de encima muchas veces.
Me abrió los ojos mi buen amigo Ruben Cuadrat y al generalización sería algo así como "la amistad de los andaluces es superficial" (por no decir falsa.)
El error, tal y como lo ve Ruben (y yo comparto) de esta generalización radica en no saber distinguir amistad de hospitalidad y en no recordar las influencias culturales de Andalucía, en concreto la de Al-Andalus.
La amistad implica afecto, desinterés y trato.
Por otro lado, la hospitalidad, que es uno de los principios árabes y de pueblos que moran desiertos (es una necesidad vital para ellos) no tiene que ver con el afecto, desinterés o trato.
Que alguien sea cordial con el viajero, con el extranjero recién llegado, que lo agasaje y lo cuide, no significa en absoluto que sean amigos.
Pero en nuestros días, en los que la hospitalidad parece pasada de moda (para eso ya están los hoteles y albergues, los puntos de información turística y los hospitales), confundimos la velocidad con el tocino, o la hospitalidad con la amistad y atribuimos a unas gentes (en este caso, los andaluces) unos comportamientos negativos (superficialidad, falsedad), cuando en realidad tienen algo más que otros pueblos: la herencia cultural de la hospitalidad.
Los castellanos somos algo menos hospitalarios.
Y la ignorancia (sin país ni nacionalidad asociada), osada...