martes, 4 de agosto de 2009

De las generalizaciones o la ignorancia

Quede claro desde el inicio que soy defensor de las generalizaciones. Soy teleco de formación y confío en algo llamado estadística.

Las generalizaciones sólo son malas cuando reflejan un aspecto negativo de un colectivo al que pertenecemos o al que nos sentimos vinculados. Por ejemplo:
  • "Todos los moteros son unos locos", todos no, pero gran parte comentemos temeridades.
  • Otro: "todos los ingenieros son cabezas cuadradas", por supuesto!, si no, de qué nos íbamos a meter a estudiar esas matemáticas tan raras?
Creo en las generalizaciones cuando son ciertas, avaladas por la estadística o empíricamente. Y, evidentemente, cada uno tiene sus experiencias personales que le hacen crear sus propias generalizaciones.

Pero voy a tratar de destruir una, que ni los propios aludidos sabrán cómo quitársela de encima muchas veces.

Me abrió los ojos mi buen amigo Ruben Cuadrat y al generalización sería algo así como "la amistad de los andaluces es superficial" (por no decir falsa.)

El error, tal y como lo ve Ruben (y yo comparto) de esta generalización radica en no saber distinguir amistad de hospitalidad y en no recordar las influencias culturales de Andalucía, en concreto la de Al-Andalus.

La amistad implica afecto, desinterés y trato.



Por otro lado, la hospitalidad, que es uno de los principios árabes y de pueblos que moran desiertos (es una necesidad vital para ellos) no tiene que ver con el afecto, desinterés o trato.

Que alguien sea cordial con el viajero, con el extranjero recién llegado, que lo agasaje y lo cuide, no significa en absoluto que sean amigos.

Pero en nuestros días, en los que la hospitalidad parece pasada de moda (para eso ya están los hoteles y albergues, los puntos de información turística y los hospitales), confundimos la velocidad con el tocino, o la hospitalidad con la amistad y atribuimos a unas gentes (en este caso, los andaluces) unos comportamientos negativos (superficialidad, falsedad), cuando en realidad tienen algo más que otros pueblos: la herencia cultural de la hospitalidad.

Los castellanos somos algo menos hospitalarios.


Y la ignorancia (sin país ni nacionalidad asociada), osada...